Ante una carrera siempre le prestamos mucha atención a la preparación física, pero posiblemente no ejercitemos de la misma manera la mente. Nos encontramos en una época en la que los corredores aficionados cada vez se toman con más seriedad el entrenamiento y ponen todo su empeño en un objetivo deportivo, como puede ser el maratón.
En la consecución de buenos resultados siempre está presente el componente psicológico, que nos ayudará a soportar las situaciones de ansiedad, pesimismo o de falta de confianza en los momentos de cansancio o de dudas.
Al igual que entrenamos nuestro cuerpo para correr más rápido, tampoco estaría de más que también pusieron el foco en la psicología, una disciplina que cada vez tiene más peso en el deporte.
A lo largo de una carrera podemos atravesar por todo tipo de situaciones. Desde la negatividad típica que nos provoca la pérdida de confianza en uno mismo, al optimismo que se va adquiriendo con el paso de los kilómetros y nos vamos encontrando cada vez más cómodos hasta las emociones que implica cruzar la meta cumpliendo un desafío.
En muchas ocasiones es normal que los pensamientos negativos se acaben apoderando de uno en carrera, obligándote incluso a detener la marcha. Para ello debes tener en cuenta una serie de detalles.
En una competición siempre estamos sometidos a una mayor presión, sobre todo porque nos medimos al crono y a otros corredores. Es normal que antes de una prueba se nos pasen por la cabeza ideas asociadas al fracaso. “No voy a acabar”, “Me encuentro muy cansado” o “Voy a quedar el último” son solo algunas de las frases que tiene interiorizadas cualquier corredor que tome parte en una carrera por primera vez.
Hay que procurar disfrutar del momento, de la oportunidad de poder correr con otras runners, de disfrutar de las calles de una ciudad cortadas para nosotros o de los ánimos del público desde las aceras. En la medida de lo posible debemos centrarnos en el momento, y no en lo que pueda venir más adelante. No permitas que la incertidumbre y el miedo se apoderen de tu mente.
Cuando uno se apunta a una carrera debe saber que no se enfrenta a otro deportista, sino a sí mismo. Lo que interesa es tratar de marcarse un objetivo realista en función de nuestra de condición física y tratar de ajustarnos a él. En ningún momento se te debe pasar por la cabeza que no eres lo suficiente bueno para conseguir todo aquello que te propongas. Al restarle valor a tu capacidad estarás mermando mucho tu rendimiento en competición.
Ese pesimismo que puede marcar el desarrollo de una prueba debes cambiarlo por otros pensamientos más positivos que te sirvan de motivación.
No te compares con nadie. Cada corredor es diferente y se enfrenta a desafíos totalmente distintos. Lo más normal es que hay muchos que sean más rápidos y con más resistencia que tú. Pero eso no implica que lo estés haciendo mal o no sirvas para esto. Es probable que tenga más experiencia o incluso un mayor potencial por llevar varios años practicando la disciplina.
Trata de fijarte en aquellos que puedan ser un ejemplo para ti y que puedan ayudarte a mejorar, tanto a la hora de afrontar las carreras como en las sesiones de preparación. Los consejos de esta gente pueden resultarte de gran valorar para evitar cometer ciertos errores típicos entre los principiantes.
Olvídate de esos sentimientos negativos, así que no dudes es observar a esos corredores como un referente o un espejo en el que mirarte en el futuro. No todo el mundo tiene habilidad para subirse al podio o estar entre los mejores, pero el mérito es el mismo para todos aquellos que deciden competir y ponerse un dorsal en el pecho.
A lo largo del recorrido de una prueba pasarás por momentos de bajón. El cansancio se irá apoderando de ti, los músculos no responderán como tú esperabas y vas a sufrir más de la cuenta. Ante eso tienes dos posibilidad: pensar que lo mejor es detenerse y posiblemente no llegar a la línea de meta, o darse ánimo uno a sí mismo y superar esa barrera psicológica que nos lleve a finalizar la carrera.
Es posible que durante una prueba de resistencia por tu cerebro circulen unos cuantos pensamientos que te lleven a arrojar la toalla. Es vital que aprendas a superar ese miedo que te persigue y puedas apoyarte en un tipo de mensaje más positivo y optimista. No es plan de abandonar a la mínima, sin un motivo convincente.
El hecho de superar los obstáculos psicológicos que te vayas a encontrar en una prueba de running te servirán de gran ayuda para fortalecer tu actitud y ganar en confianza con vistas al futuro.
Acudimos a las carreras para pasarlo bien y disfrutar del ambiente. Pero también para poner a prueba nuestro rendimiento. Uno adquiere un compromiso con uno mismo que le obliga a rendir al máximo de sus posibilidades cada vez que se pone un dorsal.
Debes tener en cuenta que no siempre podrás ofrecer tu mejor versión, que habrá días malos que tendrás que sortear y que te impedirán rendir como tú esperabas. Recuerda que somos humanos y que ese tipo de situaciones son lógicas. Pero lo más importante es que en cuestión de unos días tendrás la oportunidad de resarcirte en otra competición si no fuiste capaz de cosechar los resultados deseados.
La falta de descanso, un sobreentrenamiento, un dolor inesperado en el calentamiento o simplemente una mala jornada pueden provocar esa sensación tan desagradable. Pero no le concedas más trascendencia. Todo el mundo lo experimenta, hasta el profesional más reputado.
El corredor aficionado comete el error, en muchas ocasiones, de tomarse muy en serio su participación en las carreras. En cierto modo es algo lógico que durante una prueba saque a relucir su vena más competitiva y mida su potencial con otros participantes. Pero eso nos lleva a olvidarnos del verdadero objetivo por el que nos hemos adentrado en el atletismo, que es pasar un rato agradable y olvidarnos de las preocupaciones del día a día.
Los inicios en el running nunca son sencillos para nadie. La mayoría llegamos por casualidad, en un intento por perder esos kilos que nos sobran, o simplemente porque buscamos un entretenimiento sencillo y económico.
En muy poco tiempo empezarás a apreciar todos los beneficios que te puede reportar esta disciplina. Verás que van más allá de lo puramente físico. Después de un entrenamiento o una carrera te sentirás con más fuerzas y ganas para afrontar todo lo que se te ponga por delante.
Está comprobado que es un remedio muy eficaz para contener el estrés o los casos de depresión. Con constancia y unos cuantos kilómetros acumulados en las piernas empezarás a ver los problemas de otra manera, desde otra perspectiva más optimista. Ser feliz es más sencillo de lo que piensas a través del running.
Cuando atravieses por un momento de debilidad en carrera y tu subconsciente te conduzca a situaciones muy pesimistas, quizás sería un buen momento para acordarse de todo lo bueno que te ha aportado este deporte.