Cuando el otro día me disponía a pedir una pizza (sí, los corredores también guarreamos, ¿ok?) y ver una película en Netflix, no pensaba que me iba a encontrar con un documental sobre esta carrera. Había escuchado mucho hablar de la Barkley Marathons y su documental, pero no sabía que estaba en Netflix.
Lo cierto es que es un documental que dura apenas una hora o quizás menos, pero me dejó enganchado desde sus primeras imágenes. Llámame loco, pero al acabar de ver el documental, a uno le vienen las ganas de convertirse en uno de esos corredores que se enfrentan a la carrera más dura del mundo.
El organizador y a la postre responsable de esta locura, se llama Gary Laz Cantrell. Es un tipo muy peculiar y se inspiró en la historia de un conocido asesino que se encontraba en el la prisión estatal de Brushy Mountain, en el parque estatal Frozen Head, para llevar a cabo la carrera.
Posiblemente recuerdes la historia de cuando asesinaron a Martin Luther King Jr. O quizás no. El caso es que el asesino, James Earl Ray, estaba retenido en la cárcel situada en la región de Tennesse, donde se encontraban los asesinos y hombres más peligrosos del mundo.
Esta prisión, está considerada por ser una de las cárceles más seguras del mundo, ya que se encuentra completamente aislada del mundo. Si eres capaz de escaparte de los muros de aquella prisión, tienes que enfrentarte con las montañas que rodean el lugar. Cosa nada fácil para un asesino sin apenas preparación física.
La historia de James Earl Ray, es una de esas que te dejan con la boca abierta una vez has terminado de escucharla. Según cuentan, James fue capaz de escapar de la prisión pero no de las montañas. Cuentan que, tras más de 54 horas de fuga, este preso fue encontrado a tan sólo 8 millas de la prisión.
Esto fue lo que llevó al bueno de Gary y su compañero Karl, a indagar más sobre la historia. En 1985, hicieron un viaje de mochileros para explorar el área donde James había sido encontrado después de escapar. La zona, como te puedes imaginar, estaba repleta de obstáculos que estaban puestos allí por la naturaleza y donde completar apenas unos kilómetros era cuestión imposible.
Así fue como surgió esta mítica prueba, cuya primera edición se disputó ese mismo año (1985) y que apenas contó con una participación de 13 personas.
Como curiosidad, el nombre de la carrera viene dado en honor a Barry Barkley, un amigo de Gary, que se lesionó en Vietnam. Barry a raíz de esta lesión no podía correr, a pesar de estar siempre entusiasmado con el deporte.
La mayoría de carreras ultra trails están diseñadas para llevar a los participantes al límite de sus posibilidades. Sin embargo, la Barkley Marathons está diseñada para hacer fallar a los corredores en su intento de poder acabarla.
De hecho, tal es así, que a día de hoy, mientras escribo estas líneas, han finalizado la carrera un total de 15 corredores, siendo Jared Campbell el participante que más veces ha finalizado la prueba, 3, seguido por Brett Maune (actual poseedor del récord establecido en 52h03′) que ha logrado completar la prueba en 2 ocasiones.
La peculiaridad de esta carrera, es que en el distrito de Tennesse, todos los senderos y caminos están destinados a acabar en otro de más dificultad. Rocas, zarzas, ríos,… son sólo algunos de los elementos que el participante encontrará a su paso por cada vuelta que da al circuito.
El clima también es otra variante a tener muy en cuenta. En esta zona, el clima puede ser muy variable y puede pasar de hacer un día cálido a un día lluvioso y frío en apenas unos minutos. Esto hace que el corredor sufra deshidrataciones y la gestión de la carrera no sea tan sencilla en cuanto a prendas de abrigo e hidratación del cuerpo.
La carrera consta de un circuito de 20 millas alrededor del perímetro del Parque Estatal Frozen Head. Aquellos corredores que buscan ser finisher, deben saber que tienen de un total de 60 horas para dar 5 vueltas al recorrido establecido por los organizadores.
La utilización de GPS tampoco está permitida en esta carrera. El recorrido tampoco está marcado y tan sólo una serie de indicaciones que Gary ofrece minutos antes de empezar la carrera, será todo lo que tengas para encontrar el camino. Para demostrar que se ha completado con éxito una vuelta, la organización pone un total de 11 libros en cada vuelta, y los participantes tendrán que cortar el número de página que corresponde a su número de dorsal como comprobante de que, efectivamente, han pasado por allí.
Las inscripciones de la Barkley Marathons no están anunciadas por ningún sitio. De hecho, no hay ni página web asociada a la carrera, por lo que los corredores que estén interesados en participar en la prueba, tendrán que verse el modo de apuntarse a la misma.
El precio de la inscripción es irrisorio. Tan sólo 1,60$ o lo que te cuesta tomarte una cerveza en el bar de la esquina. Eso sí, tendrás que llevar una matrícula de un coche de tu País o ciudad si es el primer año que te presentas en la línea de salida. Si eres veterano, podrás llevar otro tipo de regalos para que el bueno de Gary acepte tu inscripción en la Barkley Marathons.
A diferencia de otros ultra trails o en definitiva, otras carreras, la Barkley Marathons, no empieza con el disparo de una pistola. Gary nos sorprende a todos cuando se enciende un cigarrillo, y la primera calada, es el momento de salida de los corredores.
La hora de salida, tampoco está fijada en el reloj de los corredores. En cualquier momento de la medianoche y el mediodía del sábado, Laz soplará una caracola, cuyo sonido es el preámbulo del inicio de la carrera. A partir de ese toque de corneta, los corredores tendrán una hora para prepararse antes del inicio de la carrera. Esto hace que la Barkley Marathons sea aún más dura, ya que ningún corredor quiere perderse, como es obvio, el inicio de la prueba.
Como hemos dicho anteriormente, existen libros posicionados en lugares estratégicos en cada vuelta al circuito. No están ocultos, pero llegar a ellos no es tarea sencilla. Arrancas el número de página que se corresponde con tu número de dorsal y continúas la marcha en busca del siguiente. El título de estos libros son de lo más paradójicos posibles: Uno de los que más me llaman la atención es: Qué hacer cuando se siente perdido, sólo e indefenso.
Dado que son 60 horas las que los corredores tienen para finalizar la prueba, otro handicap añadido a la carrera, es el de dormir y alimentarse. Los participantes, pueden dormir y comer cuando quieran, sin embargo, descansar demasiado, puede jugar en contra del corredor, ya que cada vuelta tiene que completarse en un máximo de 12 horas.
Y como te puedes imaginar, hay muchos participantes que abandonan la carrera. Más bien, casi todos los que van acaban abandonando. Por cada uno de los corredores que se dan por vencidos, se hace un toque de corneta como humillación final.
Pocos son los que cada año logran finalizar la Barkley Marathons. Actualmente, sólo los hombres son los que han podido finalizar esta prueba, y ninguna mujer ha sido capaz de terminarla.
Tampoco hay podium ni ceremonia con entrega de trofeos. El premio es distinto y en boca de Gary, el premio es dejar de correr. A su llegada, los finalistas tienen algo que agradecen más que un simple podium. Una silla les espera para que puedan ser ovacionados a su llegada. Es, sin duda, el descanso más esperado.