Correr puede ser peligroso si tienes complicaciones durante el embarazo, como sangrado, trastornos placentarios o preclamsia. Tener gemelos también puede ponerte en riesgo de parto prematuro, lo que hace que sea imposible correr durante el embarazo.
Los expertos coinciden en que no existe ningún riesgo en mantener tu rutina de ejercicios si tu embarazo no es de alto riesgo. Es decir, el running no te provocará un aborto espontáneo, ni mucho menos dañará a tu bebé. Durante el embarazo, el bebé está mayormente aislado y cubierto.
Si decides practicar running estando embarazada, puedes comenzar a sudar más pronto y más rápido. Por lo tanto, no olvides beber mucha agua y usar ropa cómoda. En días calurosos o húmedos, es mejor permanecer adentro, particularmente si te encuentras en el trimestre, cuando la temperatura corporal alta puede causar defectos del tubo neural.
Es poco probable que el ejercicio incremente la temperatura corporal a un nivel peligroso. No obstante debes evitar los jacuzzis y las saunas, porque aumentan rápidamente la temperatura corporal por encima de los 38°C.
En superficies irregulares, debes tener cuidado ya que tu centro de gravedad irá cambiando. Si realizas entrenamiento de fuerza, concéntrate en las buenas formas. Durante el embarazo, tu cuerpo libera la hormona relaxina, que afloja los ligamentos.
Esta hormona tiene un gran impacto en la pelvis para que el bebé pueda salir. Al aflojarse los ligamentos, puedes experimentar dolor en la pelvis, o la espalda baja, además de hacer que te sientas más cansada después del running.
Además, debido a que los ligamentos están más sueltos, no son tan estables como los ligamentos tensos. Esto puede hacerte más vulnerable a las lesiones.