Sin duda, la excusa más potente para no salir a correr.
La que más se repite entre corredores. Y no corredores.
Que el tiempo es nuestro bien más preciado, es una realidad.
Pero..., ¿seguro que es cuestión de tiempo?
Permítame que lo dude.
En los años que practicaba el sillón-ball tenía mucha carga de trabajo. Las notificaciones de los correos electrónicos eran constantes...
Mi cabeza solo daba para trabajar, llegar a casa y desconectar.
Era feliz así.
O al menos lo creía.
Mi prioridad al salir del curro era, por tanto, descansar.
Hasta que llegué a los temidos 100 kilos.
Ahí mi prioridad cambió.
Tenía que hacer algo. Y ese algo pasaba en bajar de las 3 cifras.
¿Cómo lo haría?
El primer pensamiento que se me vino a la mente, fue apuntarme a un gimnasio. Y lo hice. Pero en los 3 meses que estuve apuntado, fui 5 días. No era lo mío.
Así que, alentado por un amigo, probé con esto del running.
El primer día corrí media hora. Y al segundo, 45 minutos. Al tercero, no podía moverme. Y lo que es peor, acabé con periostitis. Por eso del sobrepeso.
Pero, a pesar de acabar lesionado, me di cuenta de algo que marcaría mi futuro. Me gustaba correr.
Pasaron 7 meses y algunos kilos de más hasta que volví a ponerme las zapatillas. Aún recuerdo la marca y modelo: Nike Vomero.
Empecé un entrenamiento que encontré en internet para empezar a correr. Nada de ir a lo loco.
Tres días: martes, jueves y domingo.
Este entrenamiento consistía en caminar y correr. Cada semana, rebajaba los minutos de andar y aumentaba el tiempo corriendo.
Así llegué a correr mi primera hora.
En esas semanas, que duró el entrenamiento, cambió algo que marcó mi vida: mis prioridades.
Durante mi etapa de "gandúl" siempre pensaba que habría un día en el que me pondría a dieta. Que la solución llegaría sola. Por arte de magia.
Pasaban los días y el problema seguía ahí. E iba a más.
Como ya habrás adivinado, marcarse prioridades es fundamental.
En mi caso, la prioridad no era salir a correr (eso llegó después) sino que era solucionar mi problema de sobrepeso. Priorice, por tanto, en mi salud.
En tu caso, al no conocerte, tendrás que valorar tú cual es tu prioridad. Pero marcársela, será imprescindible si quieres dejar de lado la excusa del "no tengo tiempo".